"No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela de tu frente,mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma, y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás conmigo.
Aquí, mujer, te dejo tu figura."
RETRATO DE MUJER
Gonzalo Rojas



sábado, 27 de octubre de 2012

XX


“He escrito tanta, inútil cosa, sin descubrirme, sin dar conmigo”, se escuchó mientras una puerta se cerraba de golpe, y Ella aún no sabía si había quedado afuera o dentro. Pasaron los segundos espesos, lánguidos y Ella seguía estática. Cerró los ojos para sentir el frío de la noche cubriéndole la espalda, sabiendo que el afuera sostenía un invierno crudo, pero no sintió nada. Extendió los brazos, abrió sus manos como en un acto de redención, apoyándose de una cruz imaginada, inhaló recuerdos que se movían inquietos a poca distancia, mientras Ella susurraba: “no amaré en seco, con tanto dolor, es quizás la única verdad que queda en mi interior, bajo mi corazón…” y su cuerpo vibraba en acordes demasiado conocidos y secos.
Aún con los ojos catapultados bajo sus párpados buscaba las señales de la intemperie, quizás un aleteo de su pelo intentando burlar el viento, el iniciante congelamiento de sus extremidades, ruidos sospechosos de calles desoladas entre la oscuridad, pero todo estaba inundado de nada.
“No sé si fue, que malgasté mi fe, en amores sin porvenir que no me queda ya ni un grano de sentir…” Entonces, abrió los ojos aterrada, ¿eso era?, ¿habría Ella dejado de sentir?, ¿ni siquiera el frío era capaz de traspasar su piel o habría congelado sus lágrimas?. Con dos pupilas dilatadas en extremo miró a su alrededor, todo estaba quieto, en el mismo lugar, las paredes iluminadas por sutiles destellos de la luz del fuego, la radio continuaba cantando… “Esta canción es la necesidad de agarrarme a la tierra al fin…”  bajó sus brazos, sacudió con un suspiro el vuelo de los recuerdos, se arrimó al fuego, sintió el calor en su cara, en su pelo, en su espalda, se palpó el corazón con las manos tibias, vio como las ventanas empañadas sugerían que afuera era invierno, crudo invierno, pero ella estaba dentro.
”Yo sé que hay gente que me quiere, yo sé que hay gente, que no me quiere…” se anidó sobre sí misma, sonrió y supo que en ese mismo nido había alguien que si la amaba.

http://www.youtube.com/watch?v=E4m_s8PkotM

2 comentarios:

Mariluz GH dijo...

He creado una entrada "especial fiestas" para ti, por si quieres verla.

Un abrazo grandísimo para vosotros

Amapola Azzul dijo...

Uy¡¡ !!qué bonito¡¡ Casandra.

besos.

Bello relato, es mágico.Trasportan tus palabras.

Enhorabuena¡¡