"No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela de tu frente,mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma, y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás conmigo.
Aquí, mujer, te dejo tu figura."
RETRATO DE MUJER
Gonzalo Rojas



viernes, 20 de diciembre de 2013

XXIII

Sentada al sol, como despedida. Embriagada de tibieza, llenitas todas sus memorias hasta el punto que no cabían más recuerdos. No quería obligar a sus pasados a retorcerse de forma ilógica en su cabeza, ni permitirle a la nostalgia hacer nido entre sus piernas.

Se iba desvaneciendo como boceto gastado, de tantos roces torpes o de olvido, iba desapareciendo como por descuido.

Hubo algo en esa última lágrima que fue capaz de borrarlo todo, y deshizo lo poco que podría haber quedado de la nada que fue antes de ser dolor.

Quiso decírselo, advertirlo de la corrosión de sus pupilas, que de tanta agua salobre oxidaron su brillo. Quiso contarle de su corazón adormecido por la espera vacía de esperanza, de sus labios acorralados por el silencio, de sus versos olvidados bajo el mustio cansancio.


No fue necesario, él dividió sus besos y los que le correspondieron a  Ella, sabían amargos.