Era invierno,de esos con aroma a manantiales sureños. Caían los días abultados de noches, negociando con las horas que esquivaban el sueño,las caderas demasiado ceñidas y los ojos insomnes, buscando estrellas que fugarían intoxicadas tras del manto del humo citadino.
Sintió el preámbulo del silencio que se acercaba. Ella, la que pisaba fuerte, salió al frío.
Las calles se alfombraban de recuerdos y nostalgias, los faroles desparramando jirones amarillos. Oyó las voces del crepúsculo y olió la madrugada que olía a chocolate tibio. Con el pretexto de ser libre se lanzo a las distancias, y las razones se empollaron en el nido de sus manos desatadas.
4 comentarios:
Pues después de leer que la escritora Pilar Donoso se ha suicidado (¡qué nefasta herencia!) estas palabras tuyas bien podría haberlas leído ella y encontrar cobijo en ese chocolate tibio antes de dar el fatal paso.
Tus palabras no son tristes, querida Cass, he sido yo quien las envolvió con tristezas
dos abrazos como cuatro (por lo menos) :)
Alguien me dijo hace poco que este mundo se está haciendo difícil para los seres especialmente sensibles..
Parece que es cierto..
Que invierno tan estupendo.
Besos.
Mi querida poeta te traigo el enlace a mi diario del loco, por si quieres recibir tu felicitación especial que he creado para mis amigos.
Muchos abrazos y besos para estos días y todos los que sigan
Publicar un comentario