"No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela de tu frente,mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma, y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás conmigo.
Aquí, mujer, te dejo tu figura."
RETRATO DE MUJER
Gonzalo Rojas



miércoles, 15 de septiembre de 2010

VIII

El la amaba, aseguraba ella, mientras cerraba la puerta a sus espaldas. Entre las cuatro paredes que conformaban su universo, ella giraba en desorden por los vértices de su silencio.
“Me ama porque me regaló un roce de sus manos a través de mi sombra”, se contaba orgullosa. “Me amó ayer, cuando lo ví venir con los ojos bajo el brazo, mucho viento en el pelo y una sonrisa guardada en la solapa”. “Me ama aunque su voz se haya extraviado en el tiempo”

El la amaba, con los instintos aplacados, con las vísceras dormidas y la saliva escarchada.
Ella se dejaba amar así, ausente, muda, resignada.

Ella era frágil ante sus besos, los iba recogiendo uno a uno los desparramados al viento, los teñía de rojo intenso y se los llevaba a los labios en un acto de redención y esperanza, aunque cada día sabían más a mutismo y hielo.

Al amanecer, ella lo vestía con rutinario esmero, anudando las frases al silencio, quizás así evitaba el estallido de pupilas que guardaba por miedo a quebrar la inquietante calma. Le imaginaba diciendo, rompiendo el eco exacerbante de la nada.
Le alcanzaba a besar la estela de su partida cuando él salía al mundo provisto de escudos y espadas, escudado de la estampida y del tumulto, escudado quizás, de ese beso que le hablaba.

Otro día se levantaba sin grandes pretensiones ni sorpresas, ella dio un par de vueltas sobre su abismo y se recostó sobre el lado de él en la cama, husmeó sus aromas, se derritió en el precario calor que dejaban las sábanas. Imaginó su beso errante atracando al fin en su originario destino, recordó esas primeras noches navegantes en que los besos no eran esquivos y las pieles brotaban en salinos caudales. Asombrada de sus poros percibió la humedad que emanaba de la selva esteparia de su cuerpo, fluyendo y socavando los territorios en sequía, latía fuego en el torrente de su sangre, embistiendo los volcanes que se hallaban silenciosos, haciéndoles empinarse voluptuosos, ardientes, sofocantes, estallando en lavas intensas que derramaron sigilosamente soberanía por su carne.

Inusitadamente coqueta miró al vacío, se le resbaló una mirada hacia el fondo del abismo, se sorprendió empuñando sus sueños infinitos y tuvo miedo de sus paredes, de su universo y del frío.

Esa tarde lo espero distinta, llevaba el cabello vestido de mujer, aguardó paciente el cotidiano beso lanzado al aire pero esta vez no lo recogió de la alfombra sino que se embarcó decidida hasta su boca, y su lengua lazarilla, hizo todo lo demás.
Lamió su pecho como loba a su presa, bajó intrépida hasta la raíz de sus sudores, abrió su blusa ceñida y desafiante, le obsequió en la boca sus enhiestos volcanes, lo acogió entre sus muslos, antes firmes, hoy deseantes, bebió gota a gota la ola palpitante que en su vientre se hizo océano, algas y corales.


“Te amo”, dijo una voz de hombre, una voz olvidada, tímida y asedada.
“Te amo” dijo el hombre que se armaba día a día sin mirarla, con una argolla en el dedo y las sienes plateadas.
“Te amo”, le dijo el recién cautivo, con la vista emborrachada entre su cuerpo de hembra intacta.

4 comentarios:

Logan X dijo...

Sólo te puedo decir que muchas veces la vida nos sorprende y no te imagi nas los precios que algunas personas están dispuestas a pagar....

La sonrisa de Hiperion dijo...

Que bueno, escuchar, eso de te amo, pero dicho con el corazón...

Saludos y un abrazo.

Mariluz GH dijo...

Nos conformamos con tan poco, algunas veces...

No te quedes callada, Cass... sigue embriagándonos con tus palabras :)

abrazos

mentecato dijo...

Es bueno leerte, querida Cassandra.